Para tener alguna posibilidad de alcanzar los objetivos acordados internacionalmente y basados en la ciencia para evitar el peligroso calentamiento global, las emisiones relacionadas con el transporte tienen que dejar de aumentar casi inmediatamente, y deben reducirse en varios puntos porcentuales cada año durante las próximas décadas. El transporte público puede contribuir de forma decisiva a la consecución de este objetivo, pero para aprovechar su potencial será necesario un cambio radical en la política.

Este documento de trabajo examina algunas de las cuestiones clave en el centro de los debates sobre el transporte relacionados con el clima, y en torno al transporte de pasajeros por carretera en particular. También examina algunas de las cuestiones más importantes que rodean al transporte público en concreto, y el fracaso de la política neoliberal de transportes para mejorar y ampliar el transporte público de manera que cumpla todo su potencial social y medioambiental.

Primera parte: El aumento de la movilidad: Tendencias del transporte, la energía y las emisiones

En la primera parte de este documento, analizamos las tendencias actuales de la energía, el transporte y las emisiones. Aunque las emisiones siguen aumentando en toda la economía mundial, las relacionadas con el transporte crecen más rápidamente que las de otros sectores importantes. El transporte es ahora responsable de casi un tercio de la demanda final de energía y de casi dos tercios de la demanda de petróleo. También es responsable de casi una cuarta parte de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) procedentes del uso de combustibles. Esto significa que el control y la reducción de las emisiones de CO2 de los coches, camiones y motocicletas debe convertirse en una prioridad política.

Segunda parte: El transporte neoliberal y la política climática en la encrucijada

En esta parte, repasamos el panorama político, incluida la forma en que se abordan las emisiones relacionadas con el transporte en el Acuerdo sobre el Clima de París, que es casi nula. Demostramos que la política climática neoliberal no ha logrado ningún avance real en el tratamiento de las emisiones relacionadas con el transporte, a la vez que ha impedido que el transporte público aproveche su potencial, principalmente debido a la insistencia en un modelo de "asociación público-privada" en un esfuerzo inútil por "desbloquear" la inversión privada.

Tercera parte: El coche eléctrico: mitos y realidades

Resumimos los mitos y las realidades que rodean a los coches eléctricos y destacamos algunos de los principales problemas asociados a su posible despliegue masivo. Demostramos que las suposiciones comunes sobre el papel de los vehículos eléctricos privados en el futuro de la movilidad sostenible no son en absoluto coherentes con lo que está ocurriendo realmente, con lo que es probable que ocurra en el futuro, o con lo que es incluso posible o deseable desde una perspectiva sindical.

Cuarta parte: Domar a las empresas de redes de transporte (ETN): De la Uberización a la mejora de la movilidad pública para todos

En la cuarta parte, analizamos el auge de las empresas transnacionales y otros desarrollos y tendencias recientes en el transporte urbano. Esto ha desencadenado un debate mundial sobre los "nuevos servicios de movilidad". En esta parte del documento argumentamos que las TNCs actualmente socavan los sistemas de transporte público y contribuyen a la congestión del tráfico y a menudo aumentan las emisiones. Pero las mismas "tecnologías de plataforma" que nos dieron Uber y otras empresas similares pueden integrarse en los sistemas de transporte público de forma que complementen los modos de transporte público tradicionales y reduzcan la dependencia de los vehículos privados.

Quinta parte: Cambiando de marcha: Un programa sindical para la movilidad pública con bajas emisiones de carbono

Por último, resumimos algunos de los argumentos relacionados con el clima que los sindicatos pueden utilizar en su lucha por defender, ampliar y mejorar el transporte público. Creemos que estos argumentos son coherentes con los valores y prioridades de muchos sindicatos del transporte y del sindicalismo progresista en general.

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Los autores esperan que este documento anime a los sindicatos que representan a los trabajadores de todos los sectores a profundizar en sus debates sobre el futuro del transporte, para unirse a la conversación sobre cómo puede y debe ser el transporte público en el futuro, y lo que debe ocurrir para hacer realidad esa visión.

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