1 de junio de 2015
| DOCUMENTO DE TRABAJO #
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Sean Sweeney, Kylie Benton-Connell y Lara Skinner

El término "democracia energética" forma parte ahora del discurso sindical sobre la energía y el cambio climático de una manera que no era el caso hace sólo dos o tres años. Un número cada vez mayor de sindicatos, así como organismos regionales como la Confederación Sindical de las Américas, reclaman el control democrático de la energía, la "recuperación" del sector energético para la esfera pública y una transición justa hacia una economía basada en las energías renovables y con bajas emisiones de carbono. Sin embargo, el contenido real y potencial del término "democracia energética" debe concretarse.

Lo que surge es que la lucha por el control democrático de la generación de energía se expresa en varios "frentes". Aquí se identifican y discuten tres frentes, que son muy actuales. La democracia energética se expresa a través del crecimiento de las cooperativas, el control municipal de ciertas funciones y operaciones, y los esfuerzos de reforma dirigidos a las empresas de servicios públicos. Sin embargo, hay un cuarto frente que existe principalmente en forma de ejemplo histórico, a saber, el enfoque de "obras públicas" para la transición energética que funcionó con tanto éxito durante las décadas centrales del siglo pasado.

En nuestra opinión, los sindicatos pueden participar en esta lucha de manera que puedan aumentar el control de los trabajadores y de la comunidad sobre la generación de energía eléctrica y, potencialmente, construir sindicatos. Pero esto no es un plan de acción, sino más bien un ejercicio de mapeo que podría informar el debate en la comunidad sindical internacional. En la actualidad, las expresiones de la democracia energética siguen estando muy al margen de la economía mundial y están muy lejos de alterar el orden energético establecido. Pero esto podría cambiar, especialmente si los sindicatos se comprometen seriamente.

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